Odontólogo, ¿imagen o tratamiento de calidad?

No paro de hablar con odontólogos que me comentan lo difícil que está todo. Que cada día es más complicado mantener una cartera de pacientes estable.

El otro día, en un congreso, un odontólogo de Valencia me comentaba lo harto que estaba:

“La gente no quiere calidad, Roberto. Prefieren una foto bonita a un tratamiento bien hecho”.

“Les toman el pelo como quieren con ofertas, ganchos comerciales y todo tipo de chollos para atraer pacientes sin ningún criterio médico”. “Así está el tema”.

Como fotógrafo dental veo en muchos odontólogos una oportunidad que no aprovechan por un error de enfoque:

Ponen en una balanza “la foto bonita” y el hecho de ser un buen profesional.

Mientras el profesional muestra “una mordida correcta”, el paciente mira si se ve favorecido o si por fin va a poder sonreír.

A la gente nos cuesta ver la calidad de un tratamiento dental. Nos apoyamos en cosas más visibles, del tipo: ¡Qué bien me veo en esa foto!

¿Oye, no se puede ser buen odontólogo y al mismo tiempo ofrecer una imagen cuidada, acorde con esa calidad?

¿No se puede ofrecer un tratamiento excelente y al tiempo ayudar a tu paciente a soñar con su nueva sonrisa?

Yo te garantizo que sí.

Mira, los que están obligados a usar la balanza que te comentaba son las clínicas de la cultura low-cost. En lo único que pueden ser mejores que tú es en…

¡Exacto, la imagen!

Tú no tienes por qué usar esta balanza. Puedes darlo todo, imagen y calidad.

Te enseñaré cómo aprovechar tu nivel como odontólogo, para que compitas de tú a tú con cualquiera, por grande que parezca.

Pero antes déjame contarte otra conversación que puso patas arriba la seguridad de un buen cirujano maxilofacial.

Coincidimos en una ponencia donde un alumno mío exponía un caso clínico sobre una “maloclusión severa”.

Este cirujano era un tipo muy comunicativo y expresivo pero me sorprendieron sus palabras:

«Ya me han dicho muchos compañeros que presente mis casos, que son buenísimos, pero yo no me veo ahí arriba».

En su maletín llevaba algún trabajo suyo y cuando me enseñó las fotos me eché las manos a la cabeza.

Detrás del «yo no me veo ahí arriba» se escondía una gran inseguridad a la hora de mostrar las diapositivas de sus casos.

¡Y con razón!

En una exposición con buenas fotos el caso se entiende mejor y queda más profesional. El mismo trabajo duplica su valor y es más compartido.

Lo curioso de todo es, quizá desde mi óptica de fotógrafo, es que cambiar la situación para siempre es tan fácil como dedicar unas horas.

«Escucha, con el esfuerzo que has tenido que dedicar a sacar la carrera, montar una clínica, invertir un dineral en estar al día…».

¿No tienes una mañana para solucionar el tema de las fotos para siempre?

Sé que los odontólogos vivís un gran estrés.

Pero mi objetivo es que te detengas un momento.

Para.

Valora si tu fotografía dental está a la altura de lo que eres como odontólogo.

¿Has llegado a la conclusión de que puedes mejorar? Si es así ya has dado un paso importante.

Yo te ayudo en el resto.

 

Ven y te cuento cómo

Roberto.

P.D.: Si no tienes claro si tus fotos te están perjudicando como profesional envíame alguna y te la comento sin problema.